Desde la proliferación de los blogs y las redes sociales, llegar a otros se ha hecho cada vez algo más imperioso, no solo para las empresas, sino para casi todo el mundo.
Y detrás de esa necesidad de comunicación, existe la necesidad de usar bien las palabras. Si, además, nuestro canal de expresión es la escritura, se da una responsabilidad mayor de esforzarnos por escribir bien para que nuestro mensaje llegue al otro tal y como queremos.
Ya que hacerlo de cualquier manera no es suficiente.
Motivos para escribir bien
Como decíamos, desde el apogeo de los blogs, las redes sociales y, sobre todo, el auge del marketing digital o la posibilidad de autopublicarse, etc. que llevamos viendo en la última década, se percibe una necesidad más generalizada de llegar a otros a través de canales que antes ni siquiera existían.
Y de aquí que se haya propagado, al mismo tiempo, una consciencia cada vez más extendida (y no solo por parte de los profesionales que se dedican a la escritura) sobre cómo han de usarse las palabras para conseguirlo. Este es, por ejemplo, uno de los mantras de todo copywriter: cada palabra cuenta.
Porque, no se trata solo de comunicar, sino también de conectar (desde las emociones) con nuestra audiencia.
Pero, ¿qué pasa cuándo en realidad no conocemos la herramienta que nos ha de ayudar a comunicar tan bien como pensamos?
Bien, para que tu comunicación sea efectiva y puedas conectar con tu público o lector, debes tener en cuenta dos premisas.
#1 Necesitas hacerte entender
Si el mensaje no llega como queremos, la comunicación falla y, con ello, el propósito detrás de ese acto de comunicación. Escribir bien es, pues, importante para que nuestro mensaje llegue al receptor de la forma debida.
O dicho de otro modo, si la forma en la que escribimos no es correcta, el mensaje que enviemos al destinatario será defectuoso y hasta puede que se pierda por el camino.
En cualquier caso, la comunicación no será la adecuada.
En cambio, cuando el mensaje llega de la forma correcta a la otra persona, el canal de escucha se relaja y esta se abre para recibir la información que le estamos dando.
El destinatario siente que todas las piezas encajan: las frases fluyen, la estructura no le altera el sentido de la lógica, el texto es pulcro y las palabras se han escrito correctamente, sin faltas de ortografía ni ataques a la gramática.
#2 Tus palabras conforman tu identidad verbal
Otro motivo por el cual debería importarte cómo compones tus textos es que, al construir tu mensaje, estás creando algo más: el reflejo de lo que será tu imagen en el mundo más allá de la pantalla de tu ordenador.
Dicho de otro modo, a través del uso de las palabras estás transmitiendo quién eres, cómo piensas y cuáles son tus deseos. Estarás construyendo tu identidad verbal. Y ten por seguro que detrás de la lectura de esos textos hay alguien está dispuesto a juzgarla.
Por tanto, ten en cuenta siempre que, con un texto mal escrito, puedes proyectar una mala imagen de ti a los demás. Y, personas que hayan decidido invertir su tiempo en leer tus creaciones literarias o contenidos digitales, pueden sentirse decepcionadas al no apreciar el debido cuidado en este.
También es cierto que hay muchas personas, y usuarios de la gran Red, que le dan poca importancia a la calidad de un escrito, o que ni siquiera son capaces de percibir en el momento si un texto está mal o bien redactado. Al fin y al cabo, estamos en una era en la que impera el consumo rápido y visual de los contenidos, una época en la que la media de atención por página web apenas llega a los 45 segundos, según los estudios.
Pero eso no significa que el lector sea tonto y, aunque tolerante, no va a poder evitar crearse igualmente una imagen de ti, que no va a ser otra que la que tú le proyectes con tus palabras.
De ahí, la importancia de aportar ese valor añadido, algo que, en muchos casos, en estos “días digitales” que corren, tiende a perderse.
Valores añadidos que aportas con una escritura más aseada
Estos son los principales beneficios que se derivan de una escritura que se percibe como esmerada y pulcra:
1. Una buena ortografía es sinónimo de calidad
Convendrás conmigo que los errores ortográficos generalmente están muy mal vistos, especialmente cuando no se trata de un error puntual (a todos se nos puede colar un error ortográfico) y acumulamos varios de ellos en una sola página. Generalmente, eso arroja una imagen muy negativa de la persona que escribe de esa manera o de la empresa que ha decidido publicar o distribuir esos textos sin una previa y debida corrección profesional. Y nos hace dudar de ella o de su valía.
No obstante, cuando en un escrito presentas buena ortografía, la sensación que dejas a tu interlocutor es mucho más agradable y la sensación de confianza en ti aumenta.
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2. Aporte de seguridad al escritor
Cuando cuentas con las herramientas y habilidades necesarias para expresarte de forma correcta, sientes más seguridad a la hora de enfrentarte a la elaboración de un texto. Las fases de la escritura se suceden de una forma más fluida y sabes cómo enfrentarte de forma más segura a lo que a veces nos sucede a los que escribimos, la página en blanco. Asimismo, esta misma seguridad es lo que proyectas en el lector, quien percibe en ti un buen orden mental, de serenidad y templanza.
Y es que, aunque en un texto podamos dar rienda suelta a la imaginación y crear situaciones ficticias, recuerda que, como decíamos antes, a través de la forma de escribir también estamos transmitiendo un reflejo de nuestra personalidad, marca e, incluso, nuestra actitud ante el mundo como personas.
3. Respeto al interlocutor
Alguien que redacta con buena ortografía demuestra respeto por el uso de la lengua, pero también por el lector. En otras palabras, cuando antes de publicar un texto, lo revisamos debidamente, no solo una o dos o tres veces, sino las veces que sean necesarias para quedarnos satisfechos y seguros de que el texto que llega al lector no solo fluye con naturalidad para el lector, sino que no contiene faltas ortográficas, eso denota respeto no solo por nosotros mismos como autores sino por la persona que lo va a leer.
Y esto, hoy en día, en medio de la gran celeridad en que se publican textos que apenas se han revisado y pulido pensando en el lector, es un valor añadido que se agradece.
Porque no se trata solo de saber usar las palabras adecuadas, debes saber escribirlas correctamente, debes conocer cómo puntuar adecuadamente un texto y cómo hilvanar las diferentes estructuras, frases y párrafos que van a componerlo.
Es comunicar un mensaje con el debido respeto a la lengua, la herramienta con la que todos nos comunicamos.
4. Carácter más profesional del texto
Si utilizas palabras que denotan tus conocimientos y una buena adecuación al entorno profesional en el que te estés moviendo, tus textos ganarán validez.
Entre otros, escribir correctamente te servirá para poder elaborar cartas o escritos comerciales, para poder superar con mayor éxito pruebas laborales que incluyan en sus requerimientos conocimientos de cultura general y capacidad de comunicación por escrito o para demostrar un estilo de redacción a la altura del cargo que desempeñes en tu empresa, en el que expresar ideas de manera clara y precisa es fundamental para el intercambio de información y de ideas.
Pero, sobre todo, una buena exposición ordenada de estas ayudará a que se te perciba como un profesional más confiable y serio.
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Por eso es tan importante escribir bien. Ante la duda, piensa siempre en el lector ávido, exigente y crítico, y no le subestimes nunca. Si, aun así, no te sientes seguro de tus escritos antes de publicarlos, siempre puedes recurrir a los servicios, bien de un corrector profesional para que te los revise antes o, incluso, contratar a un redactor o copywriter que los escriba por ti. Recuerda que, al fin y al cabo, estarás invirtiendo en la imagen de tu marca o la de tu empresa.
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