Cuando oímos hablar de leísmo, enseguida lo asociamos con un fenómeno lingüístico que es incorrecto. Precisamente, este es el motivo por el cual se nos genera cierta confusión a más de uno. Pero, ya verás que todo es más fácil de lo que parece.
Solo se trata de entender ciertos conceptos muy básicos de gramática, los cuales te he resumido en este artículo para ayudarte a interiorizarlos mejor. Así, te explicaré primero qué es el leísmo, y cuándo es correcto y cuándo incorrecto usarlo. Y, en segundo lugar, te hablaré también de otros fenómenos lingüísticos similares al leísmo, como son el laísmo y el loísmo, que, aunque solo se oyen en ciertas zonas geográficas españolas, también es importante que conozcas y entiendas el porqué son incorrectos.
¿Empezamos, pues?
Las complejidades del leísmo
El leísmo es un fenómeno que se produce cuando utilizamos el pronombre de tercera persona le (o su correspondiente plural les) de forma incorrecta en una función de complemento directo. Es decir, usamos le en función de complemento directo en lugar de usar los correspondientes pronombres lo y la (o sus respectivos plurales los y las), que sería lo adecuado.
Pero vayamos por partes: ¿sabes qué el complemento directo en español?
Seguro que, aunque no te acuerdes de forma exacta, te debe sonar de las clases de Lengua Española en el colegio. Pero, por si ya ha pasado demasiado tiempo, a continuación tienes un breve recordatorio.
Qué es el complemento directo de una frase
Pues bien, lo/los serían las formas de masculino y la/las las de femenino para los pronombres de complemento directo cuando no los usamos en la frase de forma explícita. Por ejemplo, ve este diálogo en que se aprecian ambos usos:
– Al final, me he decidido y me he comprado un piso nuevo.
– ¡Ah sí!, ¿al final te lo has comprado?
En el diálogo anterior vemos como un piso nuevo es el complemento directo del verbo comprar. Al preguntar al verbo “¿QUÉ se ha comprado?”, obtenemos una respuesta coherente: “un piso nuevo” es el objeto o cosa que se ha comprado en esta frase.
En la frase siguiente del diálogo, la otra persona hace referencia a el piso nuevo, sin mencionarlo. Es decir, ha quedado sustituido por su pronombre correspondiente, que es lo. Si sustituimos ese lo de nuevo, verás que casa perfectamente: ¡Ah sí¡, ¿al final te has comprado un piso nuevo?.
Espero que esto te ayude a tener más claro qué es el complemento directo en una frase, pero si quieres leer más sobre el tema puedes, pinchar aquí.
Qué es el leísmo
Si te acuerdas, al principio te decía: El leísmo se refiere a la utilización incorrecta del pronombre de tercera persona le (o su correspondiente plural les) en una función de complemento directo en lugar de usarse los pronombres de complemento directo lo y la (o sus respectivos plurales los y las).
Ejemplo: Justamente, a Raquel la conocí ayer por la noche.
La es el pronombre de complemento directo que hace referencia al complemento directo de la frase, el verbo conocer, que en este caso es conocer a Raquel. Y aquí es cuándo viene un poco el lío, cuando el complemento directo es de persona y no de cosa, como en el primer ejemplo de más arriba.
¿Cómo sabemos, no obstante, que el complemento de una frase es un complemento indirecto en lugar de directo si no responde a la pregunta qué que le hacemos al verbo por tratarse de una persona?
Si te fijas, no es tan fácil como el primer caso, porque la pregunta a la que responde el verbo sería ¿A quién conociste?” (a Raquel), y no ¿Qué conociste? (que no tendría respuesta).
Pues bien, en estos casos es cuando tu mejor aliado va a ser el diccionario. Por ejemplo, si consultas cualquier verbo en el Diccionario Panhispánico de Dudas, te indicará si un verbo es transitivo (es decir, rige un complemento directo) o intransitivo (no rige ni requiere ningún complemento directo). Y partir de ahí, ya lo tienes.
El verbo conocer es, pues, transitivo.
Porque si dijeras A Raquel le conocí ayer por la noche, te sonaría muy raro, ¿cierto? Eso es porque es un caso de leísmo incorrecto. Le es el pronombre de complemento indirecto, pero aquí tenemos un verbo transitivo, conocer, que requiere de un complemento directo y no de un complemento indirecto.
En la misma línea, tenemos el siguiente ejemplo, en donde podemos decir:
Ejemplo: A José, lo conocí a la hora de comer.
Aquí sucede lo mismo que en el ejemplo de Raquel, lo es el pronombre de masculino que cumple la función de complemento directo del verbo conocer en sustitución de su antecedente “A José”.
Como te decía antes, ambos usos en los ejemplos anteriores son más que correctos. Y la explicación es que se ha usado, respectivamente, los pronombres lo y la en su función correcta de complemento directo de tercera persona y no el pronombre le, que es complemento que requiere el verbo conocer.
Sin embargo, es muy posible que también estés pensando que, si en el segundo caso hubieses escrito A José le conocí a la hora de cenar te sonaría igual de bien.
Si es así, es que eres leísta.
No obstante, esta es la buena noticia: ser leísta no significa siempre estar incurriendo en un uso incorrecto del pronombre de complemento directo de tercera persona.
Pero no nos adelantemos, hablaremos de los usos correctos e incorrectos un poco más adelante. Antes es fundamental que entiendas bien qué es el leísmo y en qué modo, además, se diferencia de otros fenómenos asociados como son el loísmo y el laísmo. Así que sigamos con más cositas.
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Laísmo y loísmo
Vale, entonces, ¿qué pasa con el laísmo y el loísmo?
El laísmo y el loísmo, por su parte, vendrían a ser un poco el caso contrario de todo lo que te he explicado sobre el leísmo hasta ahora. Veamos los estos dos fenómenos más de cerca.
El laísmo
El laísmo, por ejemplo, consiste en la utilización incorrecta de los pronombres la/las en lugar de le/les en su función de complemento indirecto. Me explico.
¿Te acuerdas de que hasta ahora habíamos hablado de cómo, en el leísmo, el complemento directo la persona usaba erróneamente el pronombre le en lugar del correspondiente pronombre de complemento directo lo o la que le correspondería llevar a un verbo transitivo?
También te acordarás de que hemos dicho que el pronombre de complemento indirecto en español es le/les. Pues bien, en los casos de laísmo, el hablante vendría a usar la/las en lugar de le/les es una función de complemento indirecto.
Por ejemplo, en el caso del verbo gustar, como verbo intransitivo, debe llevar el pronombre le de complemento indirecto para que la frase sea correcta. Como sería el caso aquí:
Ejemplo:
– A Mariela le gusta jugar al tenis cada día.
– Es verdad, sí, le gusta mucho.
Una persona laísta, no obstante, usaría el pronombre de complemento directo la en lugar del correspondiente le de complemento indirecto, cuando el verbo gustar en realidad requiere un complemento indirecto.
Una vez más, si lo consultas en el diccionario, verás que en lugar de decirte gustar es un verbo transitivo, en este caso te dirá que gustar es un verbo intransitivo. Y ya sabes que los verbos intransitivos no llevan complemento directo; en cualquier caso, llevarían un complemento indirecto, que es el caso del verbo gustar.
Lo que pasa con el laísmo es que el hablante se siente en la obligación de marcar el género del referente, como haría con el complemento directo, pensando que si no lo hace estaría cometiendo un error gramatical. Incurre en una sobrecorrección totalmente innecesaria (además de errónea).
A Mariela la gusta justar al tenis cada día.
No hace falta que te recalque lo mal que suena esta última frase, ¿verdad?
El loísmo
Por su parte, el loísmo es el mismo fenómeno exacto que ya te he descrito al hablar de laísmo, pero afecta al uso del pronombre de masculino lo de complemento directo, como su nombre también nos indica. En este caso, pues, se trata de la utilización errónea de los pronombres de complemento directo lo/los en lugar de los de complemento indirecto le/les, cuando al verbo le correspondería llevar estos últimos.
De los tres fenómenos explicados, debes saber que este es el que se asocia a un registro más vulgar.
Por ejemplo, en esta frase se usa lo con un verbo intransitivo. Ve qué pasa:
A mi amigo lo ha llegado un paquete desconocido a su casa.
Mientras que lo correcto sería decir:
A mi amigo Juan le ha llegado un paquete desconocido a su casa.
¿Ves además la diferencia con que los pronombres sean de complemento directo o de indirecto? Si te fijas en la frase siguiente, apreciarás la diferencia un poco mejor.
A mi amigo lo vi la semana pasada, muy maltrecho, por cierto.
El pronombre masculino lo se ha usado de forma correcta en esta frase, porque el verbo ver es lo que requiere, un complemento directo. Por lo que NO se trataría de un loísmo, sino de un uso correcto del pronombre lo en función de complemento directo.
Leísmo, ¿cuándo se considera correcto y cuándo incorrecto?
Llegados a este punto y, como estoy segura de que ahora ya tienes más que claros todos estos fenómenos –leísmo, loísmo y laísmo–, abramos el melón que llevas queriendo abrir durante un buen rato: ¿cuándo son incorrectos y cuándo no?
Si has seguido todas las explicaciones, ya habrás deducido un poco –y quizás sacado algunas conclusiones por ti mismo. Pero, empecemos por lo fácil: laísmo y loísmo SIEMPRE son incorrectos.
Es decir, frases como las siguientes son incorrectas, además de considerarse usos pocos cultos:
La voy a comprar un regalo de Navidad muy especial este año.
O
A Miguel, lo he llevado a comer y no ha tomado más que agua.
En cuanto al leísmo, como ya te he apuntado al principio, no siempre es incorrecto. La Real Academia (RAE) admite algunos usos. Son los siguientes:
Usos correctos
- Algunos verbos como ver, fotografiar, retratar, tocar, limpiar, etc. permiten el uso de los pronombres de complemento directo lo o la si nos referimos a la persona. En cambio, deber usarse el pronombre le si además hacemos referencia a una parte de su cuerpo (o algo que posee) con la función de complemento directo.
Por ejemplo: Yo lo vi ayer y le vi la cara bien roja con una infección de piano.
2. Como excepción, la RAE también admite el uso del pronombre de complemento indirecto le en una función de complemento directo SOLO cuando hace referencia a un nombre masculino y en singular.
Por ejemplo:
A Juan le llevo en mi corazón siempre pero también A Juan lo llevo en mi corazón siempre.
Usos incorrectos
- Recuerda, no obstante, que No debes utilizar el leísmo, es decir, emplear los pronombres de complemento indirecto le/les, cuando el pronombre haga referencia a un animal o a una cosa. En estos casos el leísmo no se considera correcto.
2. Cuando los pronombres hacen referencia a nombres femeninos, ya sean de personas, animales o cosas, tampoco es correcto utilizar los pronombres le/les.
Y llegado hasta aquí, espero que a partir de ahora entiendas mejor qué es el leísmo y todo el lío que puede generarnos cuando además le añadimos el laísmo y el loísmo. A modo de conclusión, solo recuerda que la elección entre un pronombre u otro no depende de que se trate de una persona, animal o cosa, generalmente, sino de que ese pronombre funcione como complemento directo (la/lo y sus plurales correspondientes) o como complemento indirecto (le y su plural correspondiente).
Luego están las excepciones, claro. Pero esto es lo primero que deberás determinar como primer paso y comprobar si el verbo rige un complemento directo por ser transitivo o si se trata de un verbo intransitivo. Y aunque es la parte que quizás te generará más dificultad, ya has visto que solo necesitas consultar un diccionario como el Diccionario panhispánico de dudas.
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